Oscars 2015: Una alfombra roja tan aburrida como correcta

¿Demasiadas expectativas? Quizás. Pero lo cierto es que creo que ninguno de los vestidos que vimos ayer en la alfombra roja de la 87 edición de los Oscars pasará a la historia. A lo mejor es que nos centramos mucho en eso de “De quién es el vestido?” y deberíamos preocuparnos porque a las actrices les preguntaran sobre algo más en la alfombra roja. Esta fue la petición de Reese Whiterspoon (con un Tom Ford sosísimo, dicho sea de paso) a través de las redes sociales con el hastag #askhermore.

Pero volviendo a los vestidos, ayer se impuso la corrección. Difícil elección la de las mejor vestidas y también, salvo en contadas ocasiones, difícil elaborar el ranking de las peor vestidas de la noche. Mención aparte merece el desaguisado de Sonia Monroy. Todavía me pregunto qué hacía en la ceremonia de los Oscars, pero, sobre todo, por qué esa necesidad de generarnos vergüenza ajena.

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Poco color. Como comenté hace unos días en este post,  las actrices suelen arriesgar bastante poco con el color. Y una edición más, lo hemos constatado. Mucho modelo en blanco, negro y rosa palo. 

Siena Miller, de Óscar de la Renta.

Marion Cotillard, de Dior.

La nota de color la pusieron los vestidos rojos de Dakota Johnson (Saint Laurent), Rosamund Pike (Givenchy) y Behati Prinsloo (Armani). Y el verde esmeralda de Scarlet Johansson (Versace).

Poca originalidad en el diseño. Tampoco los vestidos que lucieron las actrices destacaron por su diseño. En general, mucho vestido recto con semicola, aunque algunas decidieron apostar (con desatino) por vestidos de princesa. ¿Por qué Felicity Jones nunca acierta? En esta ocasión, volvió a fallar con un vestido de Alexander McQueen. Creo que hubiera ido mucho mejor con cualquiera de los vestidos que luce en ‘La teoría del todo’, película por la que estaba nominada. 

Escotes asimétricos. También pudimos ver sobre la alfombra roja,  vestidos con escotes asimétricos, como el blanco y negro de Patricia Arquette que apostó por un diseño de su amiga Rosetta Getty. Se sumó a las asimetrías, Gwyneth Paltrow, con un modelo rosa palo de Ralph & Russo que la he situado entre una de las mejor vestidas de la noche. Para mí, correcta, pero descafeinada.

Las joyas, protagonistas. Tanto el vestido de Cate Blanchet (Margiela)  como el Versace de Scarlett Johansson podrían pasar bastante desapercibidos. No pasa lo mismo con sus collares. El de  Cate Blanchet, en azul turquesa, es de Tiffany and Co. 

Mucho ruido y pocas nueces. ¿Dónde está la Lupita Nyong’o que nos enamoró el año pasado? El vestido joya blanco, con más de 6.000 perlas, de Calvin Klein, uno más de esta aburrida alfombra roja. Lo mismo pasa con el de Julianne Moore. Las 80.000 lentejuelas del vestido de Chanel y las 900 horas de trabajo de las 27 costureras que confeccionaron el vestido no le hacen justicia.

No a los complementos en rojo. No me convence el vestido de lentejuelas de Nicole Kidman y mucho menos ese cinturón rojo. Lo mismo me pasa con los guantes de Lady Gaga, que complementan el vestido de Azzedine Alaïa.

No hay una firma ganadora en la alfombra roja. (Me refiero a cantidad, no a calidad), aunque algunas sí se repitieron. Por ejemplo, Miu Miu, que vistió a Kerry Washington y Chloe Grace Morez; Elie Saab a Jennifer López y Emma Stone y Saint Laurent, con Dakota Johnson (en muchos blogs entre las mejores vestidas. Parece que fue una de las sorpresas de la noche) y Margot Robbie.

Y en cuanto a los hombres, parece que ellos sí empiezan a arriesgar. Se impone el esmoquin de chaqueta blanca frente a la negra y algunos, incluso, apuestan por el color. Entre estos, Jared Leto, de azul malva y David Oyelowo, de Dolce & Gabana. Sin comentarios el esmoquin de Matthew Mcconaughey. ¿Vosotros qué opináis?