jueves, 31 de octubre de 2013

Descubriendo a Siemprevivas


Lo reconozco. Donde hay una conferencia o charla, allí estoy y, gracias a esa curiosidad insaciable, pude saber más del trabajo de Siemprevivas

Había oído hablar de ellos, pero conocía muy poco. Había leído en prensa sobre sus diseños; sabía que en la última edición de la Valencia Fashion Week, se habían llevado el premio a la mejor colección en pasarela y me sonaba que Adrián Salvador había protagonizado titulares por ser “el valenciano que había vestido a Michelle Obama y Ana Wintour”, pero poco más. Así que cuando vi que uno de los encuentros de Casa Turia (pop up store que, por cierto, cierra hoy sus puertas) era con Siemprevivas, no dudé en apuntarme. 

Pop Up Store Casa Turia. (Foto: Turia)

Fue menos de una hora, pero lo suficiente para descubrir que Adrián y Lucas, o lo que es lo mismo, Siemprevivas, hablan de su proyecto con las ganas y la cautela de quien está empezando, pero también con la satisfacción de quien ya ha cosechado sus primeros éxitos. Todo parece encajar perfectamente en esta firma que quiere algo más que vender vestidos: busca seducir con su marca.

Colección "Skin". (Foto: Valencia Fashion Week)


Lucas y Adrián eran vecinos, pero no se conocían. El primero, publicista; el segundo, diseñador de moda. Fue una de esas jugadas del destino la culpable de que empezaran a trabajar juntos. Su primera colección fue 21.3 (nombre que alude al día en que da comienzo la primavera). “Nos llamaron para la Valencia Fashion Week y no nos lo pensamos, bueno sí lo pensamos mucho”, cuenta Lucas Zaragosí, ‘la mitad más marketiniana’ de esta empresa, que bromea al hablar de su papel de ‘poli malo’:  “Soy quien le para los pies a la mente inquieta de Adrián (Salvador)”. 

Florencia, Valencia y Nueva York están en el ADN de esta firma. La capital de la Toscana porque ahí empezó todo. Frente al cuadro de Botticelli “La primavera” decidieron que sus creaciones se conocerían bajo el nombre de 'Siemprevivas', una flor que  mantiene sus hojas en invierno y es bastante resistente a condiciones dificultosas de crecimiento. Vaya, perfecto para reflejar la realidad que vivimos. Aunque no se quejan de la situación actual, reclaman lo que muchos de sus compañeros de profesión, que haya más inversores que apuesten por el tejido industrial, la creatividad y la cultura.

Colección 21.3. (Foto: Valencia Fashion Week)


Si Florencia fue el inicio, Valencia es el presente. Tienen su fábrica en la Malvarrosa y su atelier en la Plaza del Ayuntamiento, y, de momento, tienen claro que se quedan aquí. Nueva York es fuente constante de inspiración. Allí, en Joe’s pub, conocieron a Maïa Vidal, una cantante francoamericana, que se ha convertido en ‘chica Siemprevivas’ y según cuentan, creo que también en una gran amiga. Ellos han diseñado el vestuario de su videoclip ‘The big shift’ y ella fue la encargada de poner la música (en directo) de la presentación de su colección cápsula ‘Shirt by siemprevivas’.  Eso fue el pasado mes de marzo en la sala la Gallera.


Videoclip 'The big shift". Si quieres ver el video, pincha aquí.

Tras la primera colección (septiembre de 2011), llegó ‘Instrospection’, ‘If you leave’ y ‘Skin’ y por supuesto, premios y reconocimientos. Estos chicos no paran y, dentro de su forma de entender el arte como un concepto global, han colaborado con la empresa cerámica Peronda en la colección de azulejos ‘Harmony by Peronda’

Ahora, enfrascados en la internacionalización de Siemprevivas (“su niña bonita”, tal y como señalan) han puesto en marcha ‘sleeplateprojects’, un estudio de arte, moda y diseño, cuya primera creación, ‘cocolamp’, fue presentada el pasado mes de mayo.



Apuntad bien este nombre (si todavía no lo habéis hecho) porque les queda mucho por mostrar!

Para finalizar:  Además de su atelier (Plaza Ayuntamiento, 19. Valencia), puedes encontrar sus diseños en VM The shop (c/Sorní. Valencia), Labelle (c/ Barranquet. Moraira) y La Modetheque (Calle Pez. Madrid).












jueves, 17 de octubre de 2013

Cuando Hubert entró en el armario de Audrey


Lo reconozco. Pertenezco a ese grupo de mujeres (bastante amplio) que idolatra a Audrey Hepburn. No puedo estar más de acuerdo con Hubert de Givenchy cuando dijo “no conozco a nadie que en algún momento de su vida no hubiera deseado parecerse a Audrey Hepburn”.


Audrey (Hepburn) y Hubert (Givenchy) fueron grandes amigos. La suya fue una de esas amistades verdaderas. Ella se convirtió en su musa y él en el diseñador que le acompañaría en muchas de sus películas.  Audrey, como expresó en muchas ocasiones, se sentía segura de la mano de Givenchy: “Balenciaga dijo una vez que el secreto de la elegancia radica en la eliminación. Yo pienso igual. Por eso me encanta Hubert Givenchy...Se trata de ropa sin adornos, despojada de todo”. El sello Givenchy se convirtió en una imposición. Si un director quería a Audrey como protagonista, tendría que querer también a su diseñador.

Éstos son mis must have del vestidor cinematográfico de Audrey.


Sabrina (1954). El inicio de una amistad y el motivo de una discordia

Gracias a Sabrina, Audrey y Hubert se conocieron. Tras el éxito de 'Vacaciones en Roma', la actriz se preparaba para rodar 'Sabrina'. Siguiendo el consejo de la Paramount, fue a visitar el taller de un diseñador francés, al que, en la época, se consideraba una gran promesa. Givenchy, al ser avisado de que Hepburn había llegado a su taller, creyó que era Katherine Hepburn, sin embargo, cual fue su sorpresa al encontrarse (y cito sus palabras) con una gondolera, debido al outfit que llevaba Audrey. El diseñador, hasta arriba de trabajo, le dijo que no podía diseñar su vestuario, pero que echara un vistazo a la colección que tenía acabada.

Audrey decidió que la cenicienta Sabrina se convertiría en princesa con un vestido blanco, sin tirantes, y con una cola que se podría desabrochar. Para la película, también escogió un traje chaqueta de lana gris y un vestido negro de cóctel con cuello marinero que iba atado en los hombros con pequeños lazos. 



'Sabrina' se llevó un Oscar por el vestuario, pero no fue Givenchy quien lo recogió. Su nombre no aparecía ni siquiera en los títulos de crédito. La encargada de vestuario fue Edith Head y, por tanto, la estatuilla fue para ella. No mencionó a Givenchy, ni la noche que recogió el premio ni nunca. Su ego se lo impidió. Como curiosidad, ¿os acordáis de Edna Mode, la diseñadora de trajes de superhéroes de la película de Pixar “Los Increíbles? Está inspirada en ella.

Una cara con ángel (1957). Head y Givenchy trabajaron, de nuevo, juntos

En una 'cara con ángel', Edith Head y Hubert de Givenchy volvieron a coincidir. Todos los vestidos del modisto Duval (personaje de la película que está inspirado en el mismo Givenchy) son obra del francés. El resto, de Head. El trabajo conjunto no les fue mal, ya que se hicieron con una nominación al Oscar al mejor vestuario. Sin embargo,  no sé si con polémica o no, fue a partir de esta película, cuando Audrey Hepburn incluyó una cláusula en todos sus contratos en los que se indicaba que Givenchy diseñaría su vestuario. 




Desayuno con diamantes (1961). La elegancia de Holly Golightly

Y llegó 'Desayuno con diamantes' y el despegue definitivo de Hubert de Givenchy en Estados Unidos. El famoso vestido negro de satén también fue elegido por la propia Audrey y hoy me atrevería a decir que es casi más importante que la película. La actriz lo vio en el desfile de la colección del diseñador y lo quiso tal cual, sin cambios ni arreglos. 

Para el rodaje, se encargaron tres vestidos idénticos. Según un catálogo del Museo del Traje de Madrid, uno de ellos -quizás el original, aunque es difícil saberlo- fue donado por el propio Givenchy al citado museo en 2006. El hijo de la actriz Sean Ferrer conserva el segundo, y el tercero fue subastado en diciembre de ese mismo año. Se vendió por 607.720 euros, el precio más alto jamás alcanzado por una prenda cinematográfica. Lo curioso es que el afortunado, un anónimo que pujó por teléfono, resultó ser Bernard Arnault, presidente del grupo LUMH, emporio francés del que es propietario Givenchy, por lo que el vestido volvió a casa.




Otro de mis favoritos es el vestido rosa de seda, que luce la protagonista cuando se entera de la muerte de su hermano. Éste también se convirtió en objeto de culto y fue vendido en 2007, en la subasta anual de Recuerdos del cine y el Espectáculo de Christie’s, por 192.000 dólares. 



Charada (1963). Los abrigos, clave en los looks de Audrey

Si por algo destaca el vestuario de 'Charada' es por el abanico de abrigos y sombreros que luce Audrey Hepburn. Aunque me resulta difícil elegir uno, me quedo con esta maravillosa combinación de print animal y rojo.



Encuentro en París (1964). Su diseñador también creó un perfume

Parece ser que 'Encuentro en París' fue uno de los mayores tropiezos comerciales y creativos de la carrera de Audrey, o tal y como ella dijo, “una de sus películas menos buenas”.

Lo cierto es que una vez terminada, no se estrenó y se aprovechó el tirón de Charada para que finalmente viera la luz. En cuanto a estilismo, el personaje de Gabrielle Simpson (la secretaria que encarna Audrey Hepburn) es impecable. Givenchy, una vez más, no defraudó. Además, creó el perfume que utilizó la estrella durante todo el rodaje. No era la primera vez. Givenchy ya había creado una fragancia exclusiva para su musa y cuando en 1957 quiso comercializarla (bajo el nombre de Audrey Hepburn) ésta le mandó una escueta nota en la que ponía: “Mais c’est interdit!” (Está prohibido). Finalmente, la actriz, que pocas veces podía decirle NO a su amigo, aceptó que el resto de mujeres pudieran disfrutarla y el nombre final del perfume ( l'Interdit) salió de aquella nota.




Cómo robar un millón (1966) y estar siempre perfecta

Para interpretar a la hija de un falsificador de arte, Givenchy la vistió con cerca de dos docenas de modelos. El personaje se completó con el peinado de Grazia de Rossi y el maquillaje de Alberto de Rossi. Los outfits están tan trabajados que hasta en la propia película se bromea respecto al aspecto siempre impecable de la actriz, o mejor dicho, de Nicole. En un momento de la película, en la que debe vestirse como una mujer de la limpieza del museo para poder llevar a cabo su plan, su compañero de reparto (Peter O’Toole) le dice: “Bueno, al menos dará un día de descanso a Givenchy”.

De todos los looks, me quedo con estos tres. El vestido negro de encaje -sublime con el antifaz del mismo tejido- fue subastado en 2009 en Londres por 50.000 libras.






Dos en la carretera (1967). Su desvinculación (sólo cinematográfica) de Givenchy

Y, por último, me permito la licencia de incluir un look que no es obra del diseñador francés. La supervisión del vestuario de "Dos en la carretera" fue de Lady Clare Rendlesman, pero el resultado es igualmente espectacular. Parece ser que el director de la película, Stanley Donen, quiso romper con la imagen de Audrey siempre asociada a su diseñador de cabecera. Por esta razón, la actriz lució en la película modelos de Kent Scott, Michèle Rosier, Paco Rabanne, Mary Quant, Marion Foale y Sally Tuffin que fueron adquiridos en las boutiques de pret-à-porter de París.


Y vosotros, ¿Qué look añadiríais a la lista?

Para finalizar: Hoy acabo el post con un libro para mini fashionistas o, quizás, no tan minis. (Yo ya lo he incluido en mi wishlist navideña). Es un libro para niños sobre la vida de Audrey Hepburn. “Just being Audrey” está escrito por Margaret Cardillo e ilustrado por Julia Denos. Lo publicó en 2011 Harper Collins y puedes comprarlo en Amazon.